La lucha mundial contra el VIH/SIDA ha avanzado significativamente desde la epidemia inicial en los años 80. Según el informe de ONUSIDA de 2023, hay alrededor de 39 millones de personas viviendo con VIH en el mundo. Si bien los números de nuevas infecciones se han reducido en muchos países, sigue existiendo una gran disparidad entre regiones. Mientras que algunas zonas han logrado controlar la epidemia, otras, especialmente en África Subsahariana, aún enfrentan tasas alarmantes de transmisión. En 2022, se registraron 1,3 millones de nuevas infecciones y 630,000 muertes relacionadas con el SIDA a nivel global.
Brechas Persistentes en la Respuesta al VIH/SIDA
A pesar de los avances, hay desigualdades profundas que siguen afectando la respuesta global al VIH:
- Acceso desigual a los tratamientos: A nivel mundial, el 75% de las personas que viven con VIH tienen acceso a la terapia antirretroviral (TAR). Sin embargo, esto significa que una cuarta parte de los pacientes aún no recibe tratamiento, con regiones como África Subsahariana y el sudeste asiático afectadas de manera desproporcionada.
- Estigmatización y discriminación: En muchas partes del mundo, las personas que viven con VIH enfrentan discriminación y barreras legales. Esto afecta a poblaciones clave como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), personas transgénero, trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables, quienes tienen menos acceso a servicios de prevención y tratamiento debido a barreras sociales y legales.
- Prevención ineficaz en algunas regiones: La educación y el acceso a métodos de prevención como los preservativos, la profilaxis pre-exposición (PrEP) y la circuncisión masculina siguen siendo insuficientes en muchas áreas rurales y de bajos recursos. Las tasas de infección entre adolescentes, especialmente mujeres jóvenes, siguen siendo elevadas.
- Impacto de la COVID-19: La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto negativo en la respuesta al VIH, disminuyendo el acceso a servicios de diagnóstico y tratamiento, y desviando recursos y atención global de la lucha contra el VIH.
Innovaciones Farmacológicas
En términos de tratamiento, los avances más recientes están dirigidos hacia terapias más fáciles de usar y de larga duración, que buscan mejorar la calidad de vida y el cumplimiento terapéutico de los pacientes.
- Terapias antirretrovirales inyectables de acción prolongada: Los medicamentos inyectables, como cabotegravir (un inhibidor de la integrasa) en combinación con rilpivirina, administrados una vez cada dos meses, han mostrado buenos resultados en términos de eficacia y conveniencia para los pacientes. Esto reduce la carga diaria de las pastillas y ayuda a aquellos que tienen dificultades para cumplir con tratamientos orales regulares.
- PrEP de larga duración: Cabotegravir, también aprobado como profilaxis pre-exposición (PrEP), representa un avance importante para la prevención, proporcionando una alternativa inyectable a la PrEP oral. Con una sola inyección bimestral, puede ofrecer una protección más efectiva, especialmente en comunidades donde la adherencia a la PrEP oral ha sido un desafío.
- Terapias génicas y la búsqueda de una cura funcional: Existen esfuerzos en curso para curar el VIH. Investigaciones en el campo de la terapia génica están explorando la modificación del sistema inmunitario para erradicar el virus. Aunque estos tratamientos aún se encuentran en fases experimentales, los avances en la tecnología CRISPR y los casos documentados de remisión prolongada en algunos pacientes, como los «pacientes de Berlín» y «Londres», alimentan la esperanza.
- Vacunas experimentales: La búsqueda de una vacuna preventiva ha sido una tarea esquiva, pero la reciente introducción de tecnologías como el ARN mensajero, utilizadas exitosamente en vacunas COVID-19, ha dado nuevo impulso a los estudios sobre una vacuna contra el VIH. Los ensayos clínicos en curso han mostrado resultados mixtos, pero el campo avanza hacia nuevos enfoques basados en inmunidad de amplio espectro.
Si bien el VIH/SIDA sigue siendo una crisis de salud global, los avances en tratamiento, prevención y la creciente aceptación de estrategias basadas en derechos humanos nos acercan al objetivo de acabar con la epidemia. Sin embargo, las desigualdades estructurales y la falta de recursos siguen siendo obstáculos importantes. Los próximos años serán cruciales para determinar si el mundo logrará cumplir las metas de ONUSIDA para 2030 y finalmente erradicar el VIH como una amenaza de salud pública.
Este momento exige un compromiso renovado para cerrar las brechas en la respuesta global, impulsar la innovación y garantizar que ninguna persona se quede atrás en la lucha contra el VIH/SIDA.
COMUNICACIONES ACCIONGAY