La integración de contenidos asociados a Educación Sexual Integral (ESI) en los currículums escolares nunca ha sido un tema de sencilla resolución. Al mismo tiempo que se perfilan como conocimientos necesarios, existen discursos que recalcan que ese tipo de saberes deben ser entregados exclusivamente por las familias -de acuerdo a sus propias creencias personales- y no por los establecimientos educacionales. En esta línea no son desconocidas las consignas como “Con mis hijos no te metas” o “A mis hijos los educo yo”. Detrás de dichos discursos asociados a los sectores más conservadores de nuestra sociedad, está la convicción de que temáticas asociadas a la sexualidad y el sexo no son apropiadas para estudiantes menores de edad.
De hecho, la Educación en Afectividad y Sexualidad Integral, también conocida como ESI, entrega conocimientos mucho más profundos que solo hablar de sexo como erróneamente se afirma, sino que tienen la intención de apoyar el desarrollo de las identidades de las infancias y adolescencias en contextos muchas veces marcados por la invisibilización, la discriminación y la violencia. La falta de un programa de ESI escolar sólo agrava esta problemática.
Es en ese contexto en el que se enmarcan los esfuerzos que realizan algunas políticas públicas, como las Orientaciones para la Inclusión de estudiantes LGBTIQA+ en el sistema escolar chileno que fue lanzado oficialmente el día 17 de mayo en el marco del Día contra la discriminación a las personas de las diversidades y disidencias sexogenéricas.
Una de las novedades que trajo la actualización del documento fue la activa participación de distintas Organizaciones de la Sociedad Civil que trabajan con estas realidades. Una de esas organizaciones fue ACCIONGAY.
En el proceso, la Corporación instaló la necesidad de que las nuevas Orientaciones incluyeran un capítulo asociado a “Salud sexual y prevención de ITS y VIH/Sida”. Dicha necesidad fue reconocida por el MINEDUC, lo que devino en la creación de un capítulo temático específico dentro del nuevo documento.
En efecto, las últimas estadísticas epidemiológicas revelan un aumento en las tasas de notificación de sífilis, Hepatitis B y VIH. Por lo demás, y esto es lo que parece más preocupante, dicho aumento está asociado también a notificaciones en edades cada vez más tempranas, concentrándose en hombres de 15 a 39 años. En otras palabras, son estudiantes adolescentes los que están adquiriendo ITS. En esta línea, la última Encuesta Nacional de Juventudes del INJUV (2022) indicó que, si bien ha habido un aumento en el testeo, ha disminuido el porcentaje de personas jóvenes que identifica correctamente prácticas de riesgo para la transmisión del VIH.
Frente a dicha realidad es que se comprende la necesidad de un programa de ESI en el sistema escolar chileno, y uno pensado de manera transversal en su aplicación. Que no se trata de remitir estas temáticas a las asignaturas de Ciencias y Orientación, pues eso deja su interpretación y aplicación en aula a discreción, primero del establecimiento mediante su misión y posición valórica, y segundo del cuerpo docente, lo que muchas veces provoca barreras e interpretaciones didácticas que generan más daño en estudiantes pertenecientes a las diversidades y disidencias.
Esperamos que el plan de ESI contemple obligatoriedades que garanticen el trato respetuoso, la visibilización y la promoción de prácticas de autocuidado en la población infanto adolescente, para así construir espacios educacionales que efectivamente sean más seguros y, con esto trabajar estos temas de manera integral, entregando información certera y pertinente para que las personas puedan tomar las mejores decisiones respecto a su cuerpo y sexualidad. La información es poder.
Por lo pronto, esfuerzos como la actualización de las Orientaciones nos parecen gestos políticos prometedores y necesarios para avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva con las comunidades de personas LGBTIQA+.
Hablar de ESI es hacerse cargo. Ignorarla y/o prohibirla es dejar a la juventud a la deriva.
Nelson Segura Caro
Coordinador Equipo Formación
Corporación Chilena de Prevención del Sida – ACCIONGAY